Decían los médicos que algún virus zodiacal se habia hecho de tu cuerpo. Tus padres lo sabian, y no encontraban la forma de decirlo... .Yo tambien lo sabía, elementalmente; pero no habia posibilidad de hacertelo saber.
Estabas triste hacia tiempo, y el llanto era cotidiano. Te extrañaba mucho. En segundos, pasaron meses, cuando ya lo sabias, te estabas yendo y era cuestion de tiempo. Comenzaste a despedirte de quienes te querían, hiciste las cosas que siempre dejaste para un después que no llegaría. Frecuentaste los lugares a donde siempre te invité; y hasta creo que razaste... o al menos lloraste una suplica.
Faltaban mas o menos 3 semanas para cumplir con el pronostico, cuando tu mamá llamó desesperada; te urgía una ambulancia y la medicina de Morfeo.
Tu papa, te miraba recostada… y parecia que tus ojos me buscaban, inundada de miedo y dolor; creí ver cuan insoportable lo sentías... a duras penas podias, o querias hablar.
Una vez en tu correspondiente habitacion, una maquina respiraba por ti, y otra contaba tus fragiles latidos. De a poco, la gente entraba y te decía llorando las cosas que nunca te dijo, como si fueras a escucharlas, o quizas a importarte; tan tarde, y entre tanto dolor. Creo que en ese momento, sentí como una venganza al ver las almas tan tristes haciendo contigo a las apuradas, aquello que yo hice con tiempo, constancia y sinceridad; sin relojes exigentes ni culpas amuchadas.
Entró un medico… te miró, hizo una mueca extraña entre dolor e incredulidad. Salio, y acto seguido entraron tus padres, escoltados por tus hermanos. Las manos de tu mama se encontraban en su boca, las de tu papa, en los hombros de ella y las de tus hermanos esparcidas por la camilla y las sabanas.
Escasos minutos despues, un ruido intermitente se detuvo, tu madre exploto en llanto, y no se que otras cosas mas sin importancia pasaron; pero vi tu escencia despegarse de tu cuerpo; y al tiempo que me encontraste te vi caminar hacia mi.
Entre los 5 pasos que nos separaban te mirabas y mirabas como se abrazaban tus padres llorando. No era facil de aceptar... para nadie. Pusiste tus manos en mi cuello, puse mis muñecas en tu cintura, y me preguntaste:
-¿Donde estoy? ¿Arriba, no?.
-No se, -dije yo- pero al fin estas conmigo.
Pabliito.
Miércoles, 9 de marzo de 2011, 1:56
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