Pestañas Superiores

martes, 29 de noviembre de 2011

¡Pulgares hacia arriba!


¿Cuándo fue que eso cambio?
¿En que pensaron los culpables?
¿Qué han hecho de ti los traidores?
Y... ¿qué será de sus almas de pena?

Llegara el día en que te encuentre como antes, y quizás, no se, cobremos venganza, si se ausenta el cambio radical que he estado esperando.

El padre que aun es hijo… lo digo por su inmadurez. La madre…  con su falsa memoria, y sus hijos mimados tan niños como el.
Todos ellos con su humor y carácter que saben a hojas de libros que adornan hace años los mismos estantes.
Y ahí, ahí te encontré, pimpollo, milagro de la naturaleza. Un brote verde esperanza creciendo en la grieta más árida de un campo rasgado; un campo que juega a que ahora es asfalto.

Te veo y no puedo creer tu grandeza. ¿Quién cultivó en una tierra tan infértil?

Llegara el día en que se arranque la cizaña, y dejará al descubierto tu alegría deslumbrante, y tu sonrisa como trigo a flor de sol. ¿No imaginas ese campo tan dorado y luminoso? ¡Inténtalo! ¿No puedes ver tu mano acariciando la cosecha, al compás del viento que pasea por los tallos, que acaricia cada brote y balancea cada grano?... Como una danza… ¡Danza de libertad!

Cierra los ojos e inténtalo de nuevo… porque…. me dirán que estoy loco, pero veo todo ese campo en esa foto que plasma tu alegría, que resume tu persona, que contagia tu sonrisa… que me cuenta tus días que han sido mejores, y me habla de los otros, otros que vendrán.

Llegara el día en que te encuentre como el tiempo, impalpable, te detuvo. Estaré contento de haberte entregado lo que pude. Me reprochare las veces que te hice peso cuesta arriba… pero nada, niña…. nada podrá opacar el momento en que te encuentre así: con tu sonrisa brillante, las mejillas radiantes; compartiendo tu vida... ¡con los pulgares hacia arriba!




" ¿No puedes ver tu mano acariciando la cosecha, al compás del viento que pasea por los tallos, que acaricia cada brote y balancea cada grano?"




Sábado, 20 de agosto de 2011

lunes, 28 de noviembre de 2011

Juego de un día sin Fe.



Decían los médicos que algún virus zodiacal se habia hecho de tu cuerpo. Tus padres lo sabian, y no encontraban la forma de decirlo... .Yo tambien lo sabía, elementalmente; pero no habia posibilidad de hacertelo saber.

Estabas triste hacia tiempo, y el llanto era cotidiano. Te extrañaba mucho. En segundos, pasaron meses, cuando ya lo sabias, te estabas yendo y era cuestion de tiempo. Comenzaste a despedirte de quienes te querían, hiciste las cosas que siempre dejaste para un después que no llegaría. Frecuentaste los lugares a donde siempre te invité; y hasta creo que razaste... o al menos lloraste una suplica.

Faltaban mas o menos 3 semanas para cumplir con el pronostico, cuando tu mamá llamó desesperada; te urgía una ambulancia y la medicina de Morfeo.

Tu papa, te miraba recostada… y parecia que tus ojos me buscaban, inundada de miedo y dolor; creí ver cuan insoportable lo sentías... a duras penas podias, o querias hablar.

Una vez en tu correspondiente habitacion, una maquina respiraba por ti, y otra contaba tus fragiles latidos. De a poco, la gente entraba y te decía llorando las cosas que nunca te dijo, como si fueras a escucharlas, o quizas a importarte; tan tarde, y entre tanto dolor. Creo que en ese momento, sentí como una venganza al ver las almas tan tristes haciendo contigo a las apuradas, aquello que yo hice con tiempo, constancia y sinceridad; sin relojes exigentes ni culpas amuchadas.

Entró un medico… te miró, hizo una mueca extraña entre dolor e incredulidad. Salio, y acto seguido entraron tus padres, escoltados por tus hermanos. Las manos de tu mama se encontraban en su boca, las de tu papa, en los hombros de ella y las de tus hermanos esparcidas por la camilla y las sabanas.
Escasos minutos despues, un ruido intermitente se detuvo, tu madre exploto en llanto, y no se que otras cosas mas sin importancia pasaron; pero vi tu escencia despegarse de tu cuerpo; y al tiempo que me encontraste te vi caminar hacia mi.

Entre los 5 pasos que nos separaban te mirabas y mirabas como se abrazaban tus padres llorando. No era facil de aceptar... para nadie. Pusiste tus manos en mi cuello, puse mis muñecas en tu cintura, y me preguntaste:
-¿Donde estoy? ¿Arriba, no?.
-No se, -dije yo- pero al fin estas conmigo.

                                                   Pabliito.

                                                                                                        Miércoles, 9 de marzo de 2011, 1:56